El juego es natural en el niño o niña y constituye su actividad principal. Es fundamental para su desarrollo integral, ya que promueve habilidades motoras, capacidades cognitivas, desarrolla el lenguaje y la comunicación y genera competencias sociales y emocionales.

Durante el juego libre se promociona que el cuidador juegue sensiblemente con el niño o la niña, siguiendo sus intereses, aprendiendo a observarlo y comprenderlo.

El juego se transforma en una instancia en que el cuidador se involucra con su niño o niña y conoce y aprende de su mundo interior. Igualmente, se promueve el aprendizaje a través de la motivación propia del niño o la niña, ayudándolo a reconocer y regular sus emociones y apoyándolo en la resolución de problemas.

La comunicación y el desarrollo del lenguaje son de extraordinaria importancia en la vida de niños y niñas. Ésta es una instancia grupal para compartir canciones interactivas y lectura dialogada.

Se promueve el lenguaje a través del canto y la lectura, ya que resulta esencial fomentar la importancia de la comunicación entre el cuidador y el niño o la niña, proveer información teórica y estrategias para la vida cotidiana, y modelar comportamientos comunicativos adecuados en la intervención.

El momento de la conversación con los cuidadores tiene como objetivo generar espacios de reflexión personal donde además se pueden compartir experiencias y creencias sobre crianza con otros cuidadores. En este momento los cuidadores se reúnen y conversan sobre diferentes temas de crianza propuestos por el facilitador. Se utiliza la metodología de educación participativa de adultos, que supone un facilitador disponible a acompañar, entregando contenidos de manera respetuosa y empática.

Se busca que los cuidadores reflexionen sobre su propia historia, emociones y creencias en torno al rol paterno/materno, y también sobre el desarrollo de los niños o niñas y el sentido de sus comportamientos. Se da especial énfasis en el vínculo que ellos establecen con sus hijos e hijas. Las dinámicas fomentan la reflexión personal y el compartir con el grupo, para así promover el apoyo y contención grupal.

En paralelo a la conversación con los cuidadores se realiza el juego colectivo con los niños y niñas, que es liderado por las monitoras. Este momento tiene dos objetivos, el primero es velar por el bienestar de los niños y niñas mientras sus cuidadores conversan; y el segundo -en el caso de los Exploradores y Creadores-, es generar un espacio de juego grupal guiado y con pares en torno a una experiencia enriquecedora.

Cada familia participante del Juguemos con Nuestros Hijos recibe al menos una visita domiciliaria durante su permanencia en el programa, las que tienen diferentes objetivos según las necesidades de cada diada (dupla de niño o niña junto a su cuidador).

Los objetivos de las visitas domiciliarias pueden estar relacionados con conocer a la familia y el entorno, promocionar el lenguaje o el juego, acompañar al cuidador en su labor parental u otro aspecto que esté presentando dificultades, de manera que la intervención entregue una respuesta específica a las necesidades de cada familia.

Según el objetivo de la visita, existe un protocolo específico para abordar ese obejetivo por medio de preguntas que generan reflexión en los adultos. También se resuelven inquietudes y se definen compromisos y tareas, tanto para la familia como para el equipo ejecutor.

La dosis y frecuencia de las visitas se evalúa en equipo una vez realizada la primera visita domiciliaria.

Cuando no se puede realizar una visita domiciliaria, se realizan entrevistas en sala. En general, este formato se usa cuando el cuidador prefiere no recibirnos en su domicilio o cuando la inquietud surge en el momento y hay posibilidades de conversar inmediatamente.

Son conversaciones que duran 40 minutos aproximadamente, y se realizan según la necesidad de cada familia. Pueden ser solicitadas por el cuidador o el equipo ejecutor.

Estas entrevistas tienen el mismo objetivo que las visitas domiciliarias: conocer a la familia y el entorno, promocionar el lenguaje o el juego, acompañar al cuidador en su labor parental u otro aspecto que esté presentando dificultades, de manera que la intervención entregue una respuesta específica a las necesidades de cada familia.

Al igual que las visitas domiciliarias, en las entrevistas individuales se abordan distintos temas por medio de preguntas que generan reflexión en los adultos. También se resuelven inquietudes y se definen compromisos y tareas, tanto para la familia como para el equipo ejecutor.